sábado, 1 de diciembre de 2012

Del Proceso de Ventas



Liberado de ataduras, de prejuicios y de controles ahí anda, se levantó muy temprano en la mañana, desayuno unos mates semi-fríos y cuatro galletas. Su vestimenta diaria siempre respeta determinados atributos, no tiene una variedad importante pero organiza su semana para no repetir una camisa o un pantalón, hoy  debe visitar a ese posible cliente que tanto ha buscado, que tanto ha perseguido y hasta ha soñado.
Carlos González, desde hace más de tres años se dedica a vender servicios de atención médica a diferentes empresas o personas, tiene 40 y tantos, con tres divorcios en el lomo, vive en una casa alquilada en las afueras de la ciudad a pesar de que la mayoría de sus clientes están en las zonas comerciales y más transitadas, él vive bien lejos, para pensar y relajarme, comenta.
Siempre fue vendedor, la calle y la vida le enseñaron esta profesión que por cierto jamás termina de conocer y es que siempre ha sido bastante complicado ser vendedor ya que es una tarea que no muchos quieren hacer y que no genera un status social importante en la mente de cada persona…ha es vendedor muchos dicen…pero si Carlos es vendedor!


Aprendió a vivir alejado de opiniones o miradas incisivas, condescendientes e indiferentes, él siempre dice que el vendedor nunca debe olvidar su objetivo, y vaya si no lo olvida que mientras camina por la calle, mientras sale a comer o mientras se ducha piensa en posibles detalles, acercamientos y tareas para llegar a concretar lo que tanto espera, que esa empresa decida contratar su servicio.
Desde sus comienzos como vendedor, y muchas veces sin llevarlo a una opción consciente siempre ha tenido tareas y un determinado orden para organizar su proceso de venta, que muchas veces parte de un contacto telefónico o incluso antes, momento exacto donde el decide tratar de venderle el servicio a determinada empresa.

No hay que ver laberintos dice, hay que ver un gran mapa, un gran mapa en el cual existan ríos, grandes praderas, montañas difíciles en el cual tenemos un punto de partida y una meta, meta que dependiendo el caso está pasando casi siempre todos eso inconvenientes geográficos, valiéndome de tal analogía. Para llegar a las metas en este juego del gran mapa tenemos muchas piezas, piezas de plástico con forma de puentes, tenemos piezas útiles para escalar una montaña, autitos para correr en las calles y animalitos para andar por las praderas, de esta manera y dependiendo de la experiencia y conocimientos del vendedor se llegará a la meta. Ahora bien, la cosa es algo más compleja, para llegar a la meta muchas veces tenemos un tiempo determinado y principalmente; hay otros que también quieren llegar a ese lugar, valiéndose de herramientas similares o mejores. Ese lugar lamentablemente y en la mayoría de los casos está reservado para uno solo, es un gran pastel pero se come solo.

Carlos tiene un solo principio, dicho de esta manera parece un poco nefasto pero su principio es no cometer estos tres errores: hablar sin pensar, prometer sin saber y ofrecer sin tener, el asegura que además de realizar toda la estrategia para llegar a la meta, de esforzarse para llegar antes o mejor debemos contar siempre con este principio, porque incluso si llegamos antes que nadie, si logramos la tan preciada afirmación o aceptación del servicio, si cometimos alguno de estos tres errores, hemos fracasado.

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