Liberado de ataduras, de prejuicios y de controles ahí anda,
se levantó muy temprano en la mañana, desayuno unos mates semi-fríos y cuatro
galletas. Su vestimenta diaria siempre respeta determinados atributos, no tiene
una variedad importante pero organiza su semana para no repetir una camisa o un
pantalón, hoy debe visitar a ese posible
cliente que tanto ha buscado, que tanto ha perseguido y hasta ha soñado.
Carlos González, desde hace más de tres años se dedica a
vender servicios de atención médica a diferentes empresas o personas, tiene 40
y tantos, con tres divorcios en el lomo, vive en una casa alquilada en las
afueras de la ciudad a pesar de que la mayoría de sus clientes están en las
zonas comerciales y más transitadas, él vive bien lejos, para pensar y
relajarme, comenta.
Siempre fue vendedor, la calle y la vida le enseñaron esta
profesión que por cierto jamás termina de conocer y es que siempre ha sido
bastante complicado ser vendedor ya que es una tarea que no muchos quieren
hacer y que no genera un status social importante en la mente de cada
persona…ha es vendedor muchos dicen…pero si Carlos es vendedor!
Aprendió a vivir alejado de opiniones o miradas incisivas,
condescendientes e indiferentes, él siempre dice que el vendedor nunca debe
olvidar su objetivo, y vaya si no lo olvida que mientras camina por la calle,
mientras sale a comer o mientras se ducha piensa en posibles detalles,
acercamientos y tareas para llegar a concretar lo que tanto espera, que esa
empresa decida contratar su servicio.
Desde sus comienzos como vendedor, y muchas veces sin
llevarlo a una opción consciente siempre ha tenido tareas y un determinado
orden para organizar su proceso de venta, que muchas veces parte de un contacto
telefónico o incluso antes, momento exacto donde el decide tratar de venderle
el servicio a determinada empresa.
No hay que ver laberintos dice, hay que ver un gran mapa, un
gran mapa en el cual existan ríos, grandes praderas, montañas difíciles en el
cual tenemos un punto de partida y una meta, meta que dependiendo el caso está
pasando casi siempre todos eso inconvenientes geográficos, valiéndome de tal
analogía. Para llegar a las metas en este juego del gran mapa tenemos muchas
piezas, piezas de plástico con forma de puentes, tenemos piezas útiles para
escalar una montaña, autitos para correr en las calles y animalitos para andar
por las praderas, de esta manera y dependiendo de la experiencia y
conocimientos del vendedor se llegará a la meta. Ahora bien, la cosa es algo
más compleja, para llegar a la meta muchas veces tenemos un tiempo determinado
y principalmente; hay otros que también quieren llegar a ese lugar, valiéndose
de herramientas similares o mejores. Ese lugar lamentablemente y en la mayoría
de los casos está reservado para uno solo, es un gran pastel pero se come solo.
Carlos tiene un solo principio, dicho de esta manera parece
un poco nefasto pero su principio es no cometer estos tres errores: hablar sin
pensar, prometer sin saber y ofrecer sin tener, el asegura que además de
realizar toda la estrategia para llegar a la meta, de esforzarse para llegar
antes o mejor debemos contar siempre con este principio, porque incluso si
llegamos antes que nadie, si logramos la tan preciada afirmación o aceptación
del servicio, si cometimos alguno de estos tres errores, hemos fracasado.
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